martes, 30 de agosto de 2011

Kynophus Schmidt


Kynophus Schmidt

© Dolumentations und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma

Kynophus Schmidt nació en Mühlheim (Württenberg), Alemania, el 30 de enero de 1899.

En torno al año 1914 comenzó a trabajar como músico, actor y showman.

En 1920 se casa con Leonora, tuvieron diez hijos. Su vida transcurría yendo de un lugar a otro llevando su espectáculo y ganándose la vida como podía para sacar adelante su numerosa familia.

En la etapa comprendida entre los años 1939-1940 vive con su familia en las ciudades de Klagenfurt, Munich y Linz; trabaja como showman hasta que los nazis le prohíben ejercer este oficio, es entonces cuando comienza a trabajar como chófer y conductor de autobuses.

En noviembre de 1940 es arrestado por la policía Criminal de Linz, se le acusa de haber robado una bicicleta. Permanece detenido hasta que en agosto de 1941 es conducido junto a su familia al campo de confinamiento para Gitanos de Weyer-San Pantaleón en la Alta Austria y más tarde son trasladados al campo de confinamiento de Gitanos de Lakenbach en la región de Burgenland, también en Austria, en este campo permanecen Kynophus y su familia hasta noviembre de 1941 fecha en la que son deportados hasta la sección Gitana del Ghetto de Lodz en Polonia.


Vista de la entrada a la sección de los Gitanos en la 
calle Brzezinska en el Gueto de Lodz. Lodz, Polonia, 1942.

© Muzeum Sztuki w Łodzi


En diciembre de 1941 Kynophus es transferido desde Lodz a una fábrica de municiones en Posen para realizar trabajos forzados. Su familia se quedó atrás, ya nunca más volvería a verlos. En Posen enferma de tifus y por ello es trasladado a un hospital.

En la primavera de 1942 tras recuperarse del tifus en el hospital, Kynophus se las arregla para escapar y marcharse junto a su madre, Theresia Schmidt, que vive en Ludwigshafen, ciudad en la que nuestro protagonista encuentra trabajo como chófer. Poco le va a durar la libertad al bueno de Kynophus, en mayo de 1942 es arrestado por la policía en su lugar de trabajo, detenido y tras un periodo de prisión preventiva en julio de ese año es conducido al campo de concentración de Flossenbürg y posteriormente al campo de concentración de Ravensbrück. En diciembre de 1942 es transferido al campo de concentración de Sachsenhausen. Su madre que después de ser detenido Kynophus no tiene ninguna noticia sobre su destino consigue averiguar que éste se encuentra prisionero en Sachsenhausen, allí los nazis le permiten responder a una carta que le ha escrito su madre, en ella Kynophus le hace saber que todavía se encuentra vivo. La vida en Sachsenhausen la sobrelleva con extrema dureza, consigue sobrevivir a una grave enfermedad, la pleuresía, que deja sus pulmones muy dañados. En Sachsenhausen permanecerá hasta su liberación en abril de 1945.

Kynophus sobrevivió al Porrajmos, pero su esposa Leonora y sus diez hijos murieron asesinados por los nazis en el campo de exterminio de Lublin-Majdanek.

Tras la guerra Kynophus se traslada a vivir a Nuremberg, ciudad en la que trabaja como músico. Rehace su vida junto a Elise Winterstein, con la que contrae matrimonio. Elise también es una sobreviviente del Porrajmos había estado prisionera en el campo de concentración de Ravensbrück desde 1939 hasta 1945. La pareja tuvo cuatro hijos.

En 1950 Kynophus enferma de tuberculosis, su terrible odisea durante los años de la guerra le pasaba ahora factura.

Desde esta fecha va a pasar largos periodos de tiempo para tratarse de la tuberculosis, e intermitentemente cuando la enfermedad se lo permite se dedica a trabajar como comerciante.

Kynophus solicita en 1950 al estado alemán una compensación por haber permanecido tanto tiempo prisionero en los campos de concentración, hecho que le había provocado un severo daño a su salud. Kynophus recibió respuesta en 1966 ¡dieciséis años después! concediéndosele una pequeña cantidad como indemnización por el daño que había sufrido “en su cuerpo y en su salud”. Pero Kynophus nunca llegó a recibir este dinero, debido a que la ayuda estatal que ya había recibido para tratarse de la tuberculosis fue deducida del importe. Este caso es uno entre muchos y demuestra el olvido y el desprecio a que han sido sometidos los sobrevivientes Romaníes por parte de las autoridades alemanas y europeas tras el final de la guerra.

Kynophus Schmidt murió un año después en Nuremberg, el 20 de noviembre de 1967.

Fuentes:
- Medical care and crime : the infirmary at Sachsenhausen concentration camp 1936-1945, Astrid Ley; Günter Morsch. Metropol Verlag, Berlín. 2007. 413 páginas
- Den Rauch hatten wir taeglich vor Augen. Romani Rose. Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma,. Wunderhorn, 1999 - 379 páginas. Página 135.

domingo, 28 de agosto de 2011

Adelaide Deglaudi "Titina"


Adelaide Deglaudi

© Istituto di Cultura Sinta Mantova

Bajo Mussolini Italia aprobó leyes racistas contra los Judíos que seguían una línea muy parecida a la de la legislación promulgada en Alemania por los nazis, pero no parece que existiera una política central en relación con los Romaníes italianos. Sin embargo si se produjeron algunas redadas a gran escala poco antes de que Italia entrara en la guerra. Grupos de familias Gitanas a las que primero se concentró en campos de estacionamiento. Muchos de los campos eran antiguos barracones o incluso viejos monasterios. El trato de la policía era brusco pero no solía ser brutal.

Adelaide Deglaudi nació en 1934 en Ponte Niza, provincia de Pavia (Italia), sus primeros recuerdos aparecen cuando habitaba en Alessandría, allí vivía junto a su madre y su hermana en una pequeña habitación alquilada. Adelaide era una sinti piamontesa.

Después su hermana y ella fueron llevadas a un asilo, ya que su mamá se dedicaba a mendigar y pedir puerta por puerta, ya por la tarde las recogía del asilo y las llevaba a casa.

Durante la guerra  fueron enviadas a un campo de concentración en Nueva Liguria. A los hombres se los llevaban a trabajar durante el día, regresando al campo a la noche, mientras, los niños y las mujeres permanecían en el interior del campo de donde no podían salir, esto provocaba conflictos entre las personas que allí se encontraban, una lucha por la supervivencia que marcó para siempre a Adelaide. Los hombres cuando volvían del trabajo traían algo de comida para las mujeres y los niños. Adelaide no puede recordar con exactitud que trabajo desempeñaban en el campo, ella tenía tan solo 9 años. De la guerra mantiene vivos en su memoria pocos recuerdos, únicamente que en el campo la comida no abundaba y que les daban un poco de leña para encender la estufa del recinto donde dormían. Al igual que para muchos otros sobrevivientes Sinti y Roma el recuerdo del Porrajmos, del sufrimiento vivido han sido siempre para Adelaide una fuente de sufrimiento.

En este campo permaneció durante cuatro años, hasta el final de la guerra.

El 27 de enero de 2005, el alcalde de Mantua, concedió a Adelaida el premio honorífico "Edicola di Virgilio" y pidió disculpas en nombre de todos los habitantes de Mantua, por los sufrimientos padecidos por los Romaníes mantovanos durante el Porrajmos.

Adelaide Deglaudi murió en el mes de noviembre del año 2009.

 Fuentes:
- Porrajmos. La persecuzione razziale dei Rom-Sinti durante il periodo nazi-fascista, Virginia Donati, Istituto di Cultura Sinta, Mantova, 2003. Páginas 127-128
- Gitanos bajo la cruz gamada. Donald Kenrick y Grattan Puxon. Editorial Presencia Gitana. Colección Interface. Madrid. 1997. Páginas 118-121

Agradecimiento a mi hermano Pedro José Molleja Martínez por ayudarme en la traducción al castellano del texto en italiano.

lunes, 15 de agosto de 2011

Lilli Fickert

  Lilli Fickert
 © Dokumentations- und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma

Lilli Fickert, nació enel seno de una familia Sinti en Friedrichslohra (Turingia, Alemania) el 20 de febrero de 1906. La residencia familiar se hallaba en la capital de Alemania, Berlín.


Lilli Fickert (en el centro de la fotografía) junto 
a otros Sintis de Berlín en la Plaza Lützow en 1935.

© Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma


En la primavera de 1943 Lilli fue deportada al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. La deportación de Romaníes hacia Auschwitz había dado comienzo en febrero de 1943, siendo esta la puesta en práctica del llamado Decreto de Auschwitz por el que Heinrich Himmler ordenó el traslado de los Gitanos del Reich hacia el campo polaco. Lilli fue inscrita con el número de prisionera Z-3425 y recibió la cualificación de obrera.

Lilli fue enviada al conocido como Campo para Familias Gitanas (Zigeunerlager) en el sector BIIe de Birkenau, esta sección existió durante 17 meses. Los Romaníes prisioneros en el Campo Gitano procedían principalmente de Alemania, Austria, Protectorado de Bohemia-Moravia y Polonia, con pequeños grupos deportados de Francia, Holanda, Yugoslavia, Croacia, Bélgica, Unión Soviética, Lituania y Hungría. Se mencionan también ciudadanos Romaníes de Noruega y España.

Lilli no pudo aguantar las condiciones de vida imperantes en Auschwitz-Birkenau. Lilli, nuestra Sinti Lilli Fickert, murió en Auschwitz-Birkenau el 14 de octubre de 1943.

Fuentes:
- The national socialist genocide of the Sinti and Roma: Catalogue of the permanent exhibition in the State Museum of Auschwitz. Romani Rose (ed.), Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, Heidelberg.2003. Página 262
- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. Volumen I. Páginas 246-247.
- Death books from Auschwitz: remnants. Jerzy Dębski, Państwowe Muzeum Oświȩcim-Brzezinka. K.G. Saur, 1995. Página 285.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Reinhard Florian


Reinhard Florian fotografiado aquí unos pocos 
años después de la finalización de la guerra.

© Dokumentations- und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma

Reinhard Florian nació en una familia sinti en Matheninken, en Prusia Oriental, el 24 de febrero de 1923. Creció allí con sus padres y sus ocho hermanos y hermanas. Su padre era comerciante de caballos, y su madre se dedicaba al comercio ambulante.

Asistió a la escuela primaria durante ocho años en Luisenberg en el Distrito Insterburg, concretamente hasta 1937. Ese mismo año, a sus padres los nazis les quitaron todos los derechos para seguir ejerciendo su profesión. Su padre tuvo que ponerse a trabajar en una fábrica de ladrillos, y su madre se quedó en casa cuidando de los niños más pequeños. Por ser "Gitano", a Reinhard Florian no se le permitió aprender un oficio y, al igual que les ocurrió a sus hermanos mayores, fue asignado para llevar a cabo trabajos agrícolas forzados.

A la edad de 14 años, lo enviaron a una gran finca situada a 40 kilómetros de su pueblo natal. Dado que el correo estaba estrictamente controlado y las visitas estaban prohibidas,  perdió todo contacto con sus padres, nunca más volvería a ver a la mayor parte de su familia. En febrero de 1941, Reinhard Florian fue arrestado por la Gestapo y confinado en distintas cárceles de toda Alemania antes de ser deportado al campo de concentración de Mauthausen, en noviembre de ese año. Allí tuvo que trabajar en la cantera durante tres meses, y luego fue trasladado al subcampo de Gusen, donde el trato a los reclusos y las condiciones de vida eran durísimas.


En junio de 1943, lo trasladaron al campo de concentración de Auschwitz en Polonia, después de pasar cuatro semanas de cuarentena en Auschwitz, fue asignado al campo de concentración de Auschwitz III, Buna/Monowitz, donde trabajó para IG Farben en el "destacamento de cemento" y también poniendo cables subterráneos.


Fábricas Buna en Monowitz. Auschwitz III
© Panstwowe Muzeum Auschwitz-Birkenau

Sobrevivió a las muchas selecciones que se llevaron a cabo en el campo de concentración de Buna/Monowitz. Su habilidad para "hacer" las camas le permitió ayudar a los demás presos a pasar las inspecciones que regularmente se hacían en los barracones. Este hecho le aseguró recibir porciones adicionales de sus raciones de comida, lo que le permitió sobrevivir. Reinhard recuerda que en una ocasión llegó tarde al trabajo por lo que fue castigado con ocho días de encierro en el búnker (prisión del campo) y recibió el posterior traslado obligatorio a un subcampo de Auschwitz, situado en Rydułtowy, el campo de trabajo de Charlottegrube, donde tuvo que trabajar en la mina de carbón hasta enero de 1945.


En enero de 1945 y ante la proximidad de las tropas soviéticas al campo, los SS  incluyeron a Reinhard en una marcha de la muerte que lo llevó hasta Loslau (Wodzislaw), a unos 55 kilómetros de Auschwitz y desde allí fue deportado de nuevo a Mauthausen.


Cuadro pintado por el sobreviviente de una 
marcha de la muerte Benjamin Grünfeld

© Benjamin Grünfeld


Transporte de prisioneros en vagones de
 mercancías descubiertos, invierno de 1945.
© Fritz Bauer Institute (APMO Collection / 

Auschwitz-Birkenau State Museum)


También en este caso, su estancia fue breve, siendo trasladado al subcampo de Melk. Allí Reinhard Florian vivió los momentos más duros: perdió una gran cantidad de peso y desarrolló la enfermedad de la tuberculosis.

Los estadounidenses se acercaban al campo, esto provocó que todos los detenidos fuesen trasladados al abarrotado subcampo de Ebensee, donde Reinhard Florian se libró por muy poco de ser fusilado. Casi no había comida.

Los estadounidenses liberaron el campo el 6 de mayo de 1945, y después de un corto período de convalecencia, Reinhard Florian se fue a Bayreuth. Se enteró de que además de su padre y tan sólo uno de sus ocho hermanos y hermanas habían sobrevivido al Porrajmos.

Reinhard Florian vive en Aschaffenburg..


Reinhard Florian

© USC Shoah Foundation Institute


"La realidad, es decir, la vida en el campo, ese cruel pasado, se mantiene en el interior de una persona. Nunca ha podido ser borrado, aunque quisiéramos, y nos gustaría olvidarlo -es imposible olvidar algo así. [...] Nuestra vida se decidió por ese atroz pasado."

Reinhard Florian

Fuentes:
- Reinhard Florian, entrevista oral, 20 de agosto de 1998. USC Shoah Foundation Institute, Archivo de Historia Visual  de Sobrevivientes de la Shoah, Código 46313.
Wollheim Commission of the Goethe University. Fritz Bauer Institute.
- The national socialist genocide of the Sinti and Roma: Catalogue of the permanent exhibition in the State Museum of Auschwitz Romani Rose (ed.), Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, Heidelberg.2003. Página 269

lunes, 8 de agosto de 2011

Kreszentia Schneck


Kreszentia Schneck

© Stadtarchiv Ravensburg

Kreszentia Schneck fue una mujer Romaní, nació el 10 de febrero de 1860 en Rohrdorf (Alemania).  Su vida la desarrolló en el pueblo de Ummenwinkel, muy cercano a la ciudad de Ravensburg. Allí ayudaba a cuidar a sus muchos nietos, Kreszentia era abuela de los hijos de Anna Schneck, familia de la que ya realicé su biografía.

Los nazis detuvieron a la familia Schneck junto a los Romaníes de Ummenwinkel, Ravensburg… Los llevaron hasta la estación de ferrocarril de Stuttgart, Kreszentia tenía ochenta y tres años y desde allí la deportaron hasta el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau el 13 de marzo de 1943.


Sophie de trece años en aquel entonces, hija de un vecino, fue testigo de la deportación de los Schneck, recuerda como montaron en un camión a toda la familia pero sobre todo no ha podido olvidar como la abuela, Kreszentia cantaba en voz alta esta canción popular alemana:

Nun ade, du mein lieb Heimatland

(Ahora adiós, amo a mi país)

1. Nun ade, du mein lieb' Heimatland,
lieb' Heimatland, ade!
Es geht jetzt fort zum fremden Strand,
lieb' Heimatland, ade!
|Und so sing' ich denn mit frohem Mut,
wie man singet, wenn man wandern tut,
lieb' Heimatland, ade!

2. Wie du lachst mit deines Himmels Blau,
lieb' Heimatland, ade!
Wie du grüßest mich mit Feld und Au,
lieb' Heimatland, ade!
|Gott weiß, zu dir steht stets mein Sinn,
doch jetzt zur Ferne zieht mich's hin,
lieb' Heimatland, ade!

3. Begleitest mich, du lieber Fluss,
lieb' Heimatland, ade!
Bist traurig, dass ich wandern muss,
lieb' Heimatland, ade!
|Vom moos 'gen Stein am Wald 'gen Tal,
da grüß ich dich zum letzten Mal,
lieb' Heimatland, ade!

En Auschwitz fue conducida al campo para familias Gitanas en Birkenau,  tatuaron los nazis en su brazo el número de prisionera Z-4730. No pudo a su edad superar las duras condiciones de vida que imponía la vida en el campo.


Kreszentia murió el 16 de abril de 1943.


Ravensburg, monumento en memoria de los 
Romaníes de Ravensburg asesinados en Auschwitz.

© Andreas Praefcke


Fuentes:
- Archivo de la Ciudad de Ravensburg.
      - www.mit-der-reichsbahn-in-den-tod.de/schneck.
      - Death books from Auschwitz: remnants. Jerzy Dębski, Państwowe Muzeum  Oświȩcim-Brzezinka. K.G. Saur, 1995. Página 1085.
      - Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. Volumen I. Páginas 330-331.
      - Ravensburg im Dritten Reich: Beiträge zur Geschichte der Stadt. Peter Eitel.Oberschwäbische Verlagsanstalt, 1998 - 483 páginas.

viernes, 5 de agosto de 2011

Heini Wagner


Heini Wagner

© Dokumentations und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma


Heini Wagner nació en Hilders (Alemania) el 1 de agosto de 1920.

Heini, como todos los Romaníes que vivían en territorio del Reich alemán, fue perseguido por los nazis debido a su origen Romaní, así el 17 de marzo de 1943 tras un largo viaje desde Alemania llegó como deportado, junto a su familia, al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. Le tatuaron en su brazo el número de prisionero Z-3707. Fue conducido a la sección del Campo para Familias Gitanas en Birkenau.

Heini Wagner sobrevivió al Porrajmos.

Fuentes:
The national socialist genocide of the Sinti and Roma: Catalogue of the permanent exhibition in the State Museum of Auschwitz Romani Rose (ed.), Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, Heidelberg.2003. Página 263
- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. New York: K.G. Saur, 1993. Volumen II. Páginas 948-949.

martes, 2 de agosto de 2011

La noche de los Gitanos "Zigeunernacht"

Vista de Auschwitz-Birkenau con el Campo 
para Familias Gitanas en la parte derecha
© Ludwig Eiber


Madrugada del 2 al 3 de agosto de 2011. Silencio nocturno, noche plena de silencios, dirijo mi mirada al cielo, un cielo donde brillan solitarias las estrellas. En mi pensamiento una oración. Mi recuerdo, mi corazón y mi memoria en esta noche llena de soledades y silencios me llevan a recordar a aquellos 2897 Romaníes que los nazis nos quitaron en una maldita noche de hace sesenta y siete años.

Lejos, muy lejos queda ya en el tiempo la noche de aquel miércoles 2 al jueves 3 de agosto de 1944. En Auschwitz-Birkenau, concretamente en la sección B-IIe (Campo de familias Gitanas) quedan pocos prisioneros, unos 3000, la mayoría mujeres, niños, ancianos y enfermos, el resto; la mayoría han fallecido, han sucumbido a las duras condiciones que impone la vida en Birkenau, los menos han sido trasladados durante los últimos meses a otros campos del Reich (Ravensbrück, Buchenwald…)

Esa fatídica noche ha quedado grabada para siempre en la memoria del dolor del pueblo Gitano. Esa noche ha pasado a la historia con el nombre de Zigeunernacht “La noche de los Gitanos” Esa fatídica noche fue la escogida por las autoridades del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau para liquidar el Campo Gitano…

Los crematorios de Auschwitz-Birkenau estaban situados a no mucha distancia del Campo de Familias Gitanas, los Romaníes que allí se encontraban estaban seguramente al tanto de lo que allí ocurría ya que veían llegar un día tras otro los trenes atestados de deportados Judíos. Durante los gaseamientos se imponía en el Campo de Familias Gitanas el cierre de los barracones, tal como cuenta la sobreviviente Romaní Hermine Horvath:

“Teníamos con mucha frecuencia cierre de los bloques. Nadie podía salir o siquiera mirar al exterior. Era la señal más segura de que nuevamente miles de personas eran llevadas a la muerte. Las vías que pasaban por delante del bloque que ocupábamos conducían directamente al crematorio. El hedor de la carne humana pesaba durante mucho tiempo en el aire”
Hermine Horvath

Aquella jornada del 2 al 3 de agosto los hechos sucedieron así…

Durante el día 2 de agosto de 1944 se había llevado, incluso en ese último día, un proceso de selección. Un gran grupo de Romaníes fue seleccionado para ser enviado a otro campo de concentración, aquellos que aún podían aportar sus escasas fuerzas esclavas a la economía del Reich. En el muelle de carga de Birkenau se colocaron los vagones de mercancías y se llevaron a los Gitanos que estaban en Auschwitz I. Entre estos se hallaba el Romaní Franz Wirbel, que había sido seleccionado como apto para trabajar. Cuenta que la gente de las SS le dijo que querían poner a salvo a los 2.897 que todavía quedaban en el Zigeunerlager

“Ahora podéis ver a vuestros parientes. Los vamos a llevar a Hindenburg (Zabrze) y allí construirán un nuevo campo para vosotros con mejores barracones e instalaciones de saneamiento”

Los que se marchaban en aquel último transporte se despidieron de los suyos desde el otro lado de la alambrada de púas. ¡Dolor! ¡Tristeza! ¡Profundo dolor!

Esa tarde, el Dr. Mengele se dedicó a revisar el barracón de los niños y envió a doce parejas de gemelos Romaníes al campo principal, para proseguir en ellos con sus macabras investigaciones, había marcado ZS en su pecho para que no fueran enviados a las cámaras de gas.

Cuando el tren partió, a las 19.00 horas, se decretó el toque de queda en el Campo de Familias Gitanas

Alrededor de las ocho de la tarde so oyeron ruidos de motores acercándose a la sección B-IIe, se trataba de camiones. Los alemanes se hallaban precavidos después de que el anterior intento de liquidación del Campo Gitano fracasara en mayo de ese año, debido a la revuelta de los prisioneros Romaníes. Se ordenó a los Gitanos que salieran de sus barracones y formaran en filas. Los habitantes del Campo de familias Gitanas sabían que aquellos camiones venían a por ellos, pero los alemanes intentaron disipar las sospechas. A cada Romaní se le entregó una ración de pan y otra de embutido, los Romaníes, la mayoría eran ancianos, mujeres y niños, pensaban que aquellos camiones habían venido porque los iban a trasladar a otro campo de concentración, como llevaba ocurriendo con muchos familiares y amigos durante los últimos tiempos. En un intento de confundir todavía más a los prisioneros, los camiones, con los primeros prisioneros cargados en ellos, tomaron una dirección diferente de la que llevaba a los crematorios, la noche se adueñaba del campo, los camiones se alejaban, de  pronto, los camiones cambiaron la dirección que hasta ese momento parecían llevar y se encaminaron directamente hacia las cámaras de gas y los crematorios.

“Yo no lo vi -escribe Rudolf Höss, comandante de Auschwitz, en sus memorias- pero Schwarzhuber me comentó que ninguna de las acciones de liquidación que se habían llevado a cabo en Birkenau con Judíos fue tan difícil como resultó la liquidación de los Gitanos.”

En un principio, tal vez los Romaníes no eran conscientes de lo que iba a suceder, pero cuando vieron al primero de los seis camiones, totalmente cargado con los  prisioneros Gitanos, virar en la dirección de los crematorios, comenzaron a gritar y a llorar. Trataron desesperadamente de defenderse, pero su lucha resultó un esfuerzo fútil, vano, los Romaníes lanzaban objetos; intentaban desarmar a los SS, gritaban e intentaban escapar. Se sucedieron escenas terribles. Había mujeres y niños arrodillados delante de Mengele y Boger, gritando: “¡Tened piedad, tened piedad de nosotros!” No sirvió de nada. Los SS los golpeaban brutalmente, los pisoteaban, los empujaban hacia los camiones. Algunas personas murieron como consecuencia de los golpes y sus cuerpos, se arrojaron también a los camiones.

“Eran sobre las diez y media de la noche. Los hombres de las SS se detuvieron delante de nuestro barracón… Pero no era al nuestro al que buscaban, se dirigieron hacia el orfanato, en el barracón de enfrente. Oímos las órdenes breves de los SS, los gritos de los niños. Yo reconocía las voces de los niños. Los mayores se defendían de forma audible, llantos pidiendo ayuda, gritándoles; ¡traidores! ¡bastardos! ¡asesinos!

Solamente una hora y media después, los camiones regresaron a nuestro barracón…  Echaron las puertas abajo, los SS entraron acompañados por cuatro prisioneros, la liquidación comenzó. La gente era sacada arrastras de sus camas, arrastradas como fardos de ropa y sacadas fuera.”
Lucie Adelberger

Lucie Adelsberger fue una prisionera Judía que fue seleccionada como una más de los tres médicos de su transporte para trabajar en la sala enfermería del campo de los Gitanos en Birkenau.

Los prisoneros Romaníes se resistieron en el límite de sus posibilidades, al día siguiente la visión de los cacharros rotos y la ropa desgarrada esparcidas por el vacío campo Gitano dan fe de la resistencia que opusieron los Romaníes al destino que los nazis habían previsto para ellos.

Aún más revelador es el relato que aporta como testigo una sobreviviente, Noemi Ban, Judía húngara, que tenía en ese tiempo veinte años y se encontraba prisionera en una sección del campo cercano al Campo de Familias Gitanas en esa fatídica noche del 2 al 3 de agosto de 1944, recuerda los desgarradores gritos de las víctimas: "¡Traidores!" "¡Asesinos!" gritaban. Noemi oyó los gritos y lamentos de los aproximadamente 3000 Gitanos (2.897 hombres, mujeres y niños) cuando eran enviados a su muerte. Así lo cuenta:

“Nosotros, unos cien de nosotros, nos hallábamos en una habitación sin techo, nada, solo el suelo desnudo… Todos de repente oímos los motores de los camiones que estaban llegando, pero nos percatamos por el ruido que no se dirigían a nuestro campo, sino  a algún lugar muy cercano de donde nos encontrábamos. Cuando los camiones llegaron, se apagaron los motores y escuchamos vociferar órdenes en alemán, los ladridos de los omnipresentes perros pastores alemanes, y los gritos…”

La voz de Noemi se reduce a un susurro:

“Nunca podré olvidar los gritos, los habrán montado en los camiones, oigo como se marchan los camiones y luego nada, -la quietud de la noche. Esto se repitió cerca de diez veces, llegada de los camiones, gritos con órdenes, ladridos de perros y gritos, terribles gritos -Nunca había oído gritos así- Ellos debían saber donde los llevaban.”

Al oír los escalofriantes gritos, Noemí y los demás prisioneros se estremecieron de miedo. Solo al día siguiente supieron lo que había ocurrido, cuando un preso guardián, les comentó “¡Oh, anoche nos ocupamos de los Gitanos” Luego se enteraron de que todo el campo Gitano había sido liquidado, todos asesinados.

“En una noche, todos ellos, todos ellos asesinados. Yo lo oí, yo oí aquello. Ese es mi vivo recuerdo…”

Noemi dejó de hablar durante un rato, como si ya hubiese finalizado, pero entonces, comenzó a hablar de nuevo:
“Como hablar acerca de lo que escuché, sus gritos, el olor que inundaba el campo - nunca lo olvidaré-, siempre la nube sobre nosotros, la ceniza, y ese olor terrible a quemado. Aquellos gritos terribles.”

Finaliza aquí el relato de Noemi.

Nuestros 2897 Romaníes han llegado al exterior de los crematorios, bajan de los camiones…

Filip Müller es uno de los escasos supervivientes de los Sonderkommando (brigadas especiales compuestas por prisioneros, que en Birkenau tenían que introducir a las personas en las cámaras de gas, sacar los cadáveres y trasladarlos hasta los hornos crematorios) Filip estaba presente cuando los 2897 hombres, mujeres y niños Romaníes fueron asesinados en las cámaras de gas la noche del 2 al 3 de agosto de 1944:

“Hacia la medianoche, la nave donde tenían que desnudarse estaba atestada. La inquietud crecía de minuto en minuto. Era como si estuviera uno en un inmenso panal. De todas partes salían gritos de desesperación, protestas y acusaciones llenas de reproches. Se alzaban a coro frases como ¡Somos alemanes del Reich! ¡No hemos cometido ningún delito! En otros sitios gritaban ¡Queremos vivir! ¿Por qué queréis matarnos? (…) Pero en este lugar siniestro no había sitio para sentimentalismos. La acción de aniquilamiento siguió su curso acostumbrado. Moll (Otto Moll jefe de escuadra de las SS, responsable de la acción de exterminio de los Gitanos y Judíos húngaros en 1944) y sus subordinados amartillaron sus pistolas y fusiles y ordenaron a la gente que entre tanto ya se había quitado la ropa, de manera enérgica e inequívoca, que abandonaran la sala de desvestirse y se dirigieran a las tres cámaras en las que debían ser gaseados. Al entrar en el último pasillo, muchos lloraban de desesperación, otros se santiguaban e imploraban a Dios; había también los que no querían conformarse con su destino insoslayable y se volvían gesticulando con viveza, hacia la gente de la SS y repetían una y otra vez: ¡Somos alemanes! Del Reich! ¡No podéis hacer esto con nosotros! Incluso de las cámaras de gas salían todavía durante un rato gritos y clamores, hasta que el gas mortal hacía su efecto y ahogaba las últimas voces”

Filip Müller: Sonderbehandlung. Drei Jahre in den Krematorien und Gaskammer von Auschwitz. Munich 1979.

Ramo flores depositado en memoria de las víctimas 
del Campo para Familias Gitanas en Auschwitz-Birkenau.

© Anna Kari
No nos quedemos solamente en la frialdad de una cifra: 2897 personas, detrás de cada número hay una vida por hacer, por construir, miles de sueños que quedaron rotos en aquella fatídica noche de agosto de 1944:
“Mi hermana Josefine Steinbach tenía nueve hijos, solo uno de ellos murió en el campo. Hoy en día todavía no puedo creer como los demás chicos pudieron sobrevivir todo ese tiempo hasta que los gasearon en agosto de 1944. Mi hermana podría haber sobrevivido. Pero cuando ella sospechó que la iban a trasladar conmigo al campo de Ravensbrück, antes de la destrucción del Campo Gitano de Auschwitz-Birkenau, ella rehusó marcharse porque quería estar junto a sus hijos. Les dijo a los SS que no se marcharía sin sus hijos. Después de que el último transporte dejó Auschwitz ella y sus hijos fueron gaseados juntos. . .
Maria Peter

“Cuando yo vi a mis hermanos más pequeños y mi hermana por última vez. Mi hermana pequeña me dijo: “Adiós hermana: Tú te vas y a nosotros nos quemarán.” Esas fueron las ultimas palabras que yo le oí decir,  nunca las olvidaré”
Amalie Schaich


Anan Schneck y dos de sus hijos se encuentran entre las víctimas de la Zigeunernacht.


Anan Schneck y sus hijos.

© Dokumentations- und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma

Josef Friedrich, su esposa Pauline y sus tres hijos, incluido Eduard (en la foto) murieron gaseados en la noche del 2 al 3 de agosto de 1944.


Josef Friedrich y su hijo Eduard

© Dokumentations- und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma

Johann Rigo murió en las cámaras de gas de Birkenau esa maldita noche con su esposa y sus tres hijos.


Johann Rigo
© Dokumentations- und Kulturzentrum 
Deutscher Sinti und Roma


En esta noche solitaria y triste del 2 al 3 de agosto de 2011 en el silencio nocturno, mi recuerdo, mi corazón y mi memoria son para aquellos 2897 Romaníes que los nazis nos quitaron en la terrible Noche de los Gitanos.


Romaníes de toda Europa se reúnen cada año 
el 2 de agosto en la sección del campo Gitano 
de Auschwitz-Birkenau para recordar a 
las víctimas de la "Zigeunernacht". 
Campo de Auschwitz – Birkenau, 
2 de agosto de 2004.

© Anna Kari

Fuentes:
- The national socialist genocide of the Sinti and Roma: Catalogue of the permanent exhibition in the State Museum of Auschwitz Romani Rose (ed.), Dokumentations- und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma, Heidelberg.2003. Páginas 290-297
- Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz-Birkenau. State Museum of Auschwitz- Birkenau. New York: K.G. Saur, 1993. Volumen II. Páginas 1510-1511. Volumen II. Páginas 1517-1518.
-Shared sorrows: a gypsy family remembers the Holocaust. Toby F. Sonneman. Univ of Hertfordshire Press, 2002 - 283 páginas. Páginas 74-77.
- Auschwitz: A Doctor's Story. Lucie Adelsberger, Deborah E. Lipstadt, Susan H. Ray. Northeastern University Press, 2006 - 176 páginas.
- Gitanos bajo la Cruz Gamada. Donald Kenrick y Grattan Puxon. Editorial Presencia Gitana. 1997. 184 páginas. Páginas 151-152
- Eyewitness Auschwitz: three years in the gas chambers. Filip Müller, Helmut Freitag, Susanne Flatauer. Ivan R. Dee, 1999 - 180 páginas. Páginas 149-152.
- The Nazi persecution of the gypsies. Guenter Lewy. Oxford University Press, 2000 - 306 páginas. Páginas 162-166
- De la "ciencia de las razas" a los campos de exterminio. Karola Fings, Herbert Heuss, Franck Sparing. Editorial Presencia Gitana. 1999. 137 páginas. Páginas 109-110
- Auschwitz: a doctor's eyewitness account. Miklós Nyiszli. Panther Book, 1960 - 158 páginas. Páginas 99-100.