domingo, 13 de febrero de 2011

Elisabeth Guttenberger

Elisabeth Guttenberger y su madre durante la 
celebración de su primera comunión.
© Dokumentation an  Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma

         Elisabeth Guttenberger nació en Stuttgart en 1926 y completó en esa ciudad sus ocho años de la Educación Primaria. Ella atribuye su supervivencia en Auschwitz por su educación anterior lo que motivó que la asignaran a una oficina de campo. Junto a sus cuatro hermanos y hermanas había vivido “en una de las partes más bellas de la ciudad de Stuttgart donde había muchos jardines y parques. Mi padre se ganaba la vida comerciando con antigüedades y con sus instrumentos de cuerda. Vivíamos en paz con nuestros vecinos.”

          “Traté de aprender una profesión, y encontré un trabajo como aprendiz en una pastelería. Pero eso sólo duró un par de semanas. Una noche, poco después de la hora de cierre, mi jefa me llevó aparte y me preguntó: "Elisabeth, ¿por qué eres tan negra" Me daba vergüenza y me sentí como si toda la sangre se me hubiera subido a la cabeza. La mujer me cogió entre sus brazos y me dijo que por la tarde habían venido dos hombres de la Gestapo para hablar con ella y estos le dijeron que tenía que despedirme inmediatamente, ya que de otra forma la denunciarían".

          Arrestada y deportada a Auschwitz-Birkenau a principios del año 1943, allí le fue impuesto y tatuado el número de prisionera Z-399. Ella describe la resistencia de los prisioneros encerrados en la sección BIIE (Campo de Familias Gitanas) de Auschwitz-Birkenau a mediados de mayo de 1944 cuando los nazis intentan liquidar el campo gitano.

Campo de Familias gitanas en Auschwitz-Birkenau
© Struan Robertson
        
        Es trasladada a Ravensbrück el 1 de agosto de 1944, un día antes de que se produjese la liquidación del campo gitano en la noche del 2 al 3 de agosto de 1944 y que ha pasado a la Historia como la Zigeunernacht (La noche de los gitanos) durante la que los últimos Romaníes que quedaban en Auschwitz fueron exterminados en las cámaras de gas.

         Guttenberger ha contado sus vivencias en numerosos libros, por ejemplo en Auschwitz: Zeugnisse und Berichte páginas 131-134 y el Memorial Book: The Gypsies at Auschwitz Birkenau volumen 2 páginas 1497-1503.

Barracones del Campo para Familias Gitanas sección BIIe de auschwitz-Birkenau
© Auschwitz Museum
           
                     “Los gitanos como los judíos fuimos perseguidos por motivos raciales. Todos los gitanos que los nazis encontraron fueron deportados a Auschwitz, sin tener en cuenta su profesión u oficio. Si estaban asentados y asimilados en un domicilio fijo o no… Cuando yo tenia 17 años fui arrestada… y deportada a Auschwitz.

La primera impresión que tuve de Auschwitz fue horrible. Estaba todo muy oscuro cuando llegamos. Una enorme extensión de terreno, aunque solo podíamos ver las luces. Pasamos la noche en el suelo de una atestada sala. A la siguiente mañana, muy temprano marchamos hacía el interior del campo. Allí, nos tatuaron el número de prisionero en nuestros brazos y nos coraron el pelo al rape. Las ropas, los zapatos y las cosas que habíamos podido llevar con nosotros nos las arrebataron. Los Gitanos, éramos enviados a una sección del campo en Birkenau, situado entre el campo de los hombres y la enfermería de prisioneros del campo.(Häftlingskrakenbau). En esta sección había 30 barracones que eran conocidos como blocks. De ellos, un block servía como aseo para la totalidad del campo. Más de 20.000 gitanos se agolpaban en el resto de barracones, los barracones no tenían ventanas, sólo salidas de aire. El suelo estaba hecho de barro. En un block, donde no había espacio suficiente para tal vez 200 personas, nos hacinábamos 800 personas o más. Esta forma de vivir para muchas personas resultó un martirio horrible. Mi tía entró a mi lado.

Nos miramos unos a otros y las lágrimas empezaron a rodar por nuestro rostro.... Fue terrible. La gente permanecía inmóvil en sus camas de madera y sólo nos mirábamos. Pensé que estaba soñando. Pensé que estaba en el infierno.

Interior de un Barracón en Auschwitz-Birkenau
© Auschwitz Museum
           
         Después de unos 14 días, nos repartieron en cuadrillas de trabajo. Con otras muchas mujeres, me vi obligada a llevar pesadas piedras para la construcción en el campo. A los hombres los obligaron a construir el camino del campo. Incluso los hombres de edad,
Estuvieran o no enfermos, tenían que trabajar.... Utilizaban a todo el mundo. Mi padre tenía entonces 61 años. Nadie le prestó atención a eso.... Auschwitz fue un campo de exterminio.
En ese momento, la construcción de Birkenau todavía no se había terminado.

           Lo peor era el hambre. Las condiciones higiénicas son apenas descriptibles. Prácticamente no había jabón o instalaciones para lavarnos. Cuando estalló el tifus, no se trataba a los enfermos, porque no había ningún medicamento. Era el infierno. Uno no puede imaginar nada más horrible. En primer lugar, murieron los niños. Lloraban día y noche pidiendo pan. Pronto todos los que padecían de hambruna encontraban la muerte. Los niños que nacieron en Auschwitz no vivían tampoco mucho tiempo. De lo único que se preocupaban los nazis cuando nacía un niño era que fueran tatuados y registrados correctamente. La mayoría de los bebés morían varios días después de su nacimiento. No había cuidados para los niños, ni leche, ni agua caliente, y mucho menos cereales o pañales. Los niños mayores de diez años, tenían que transportar rocas para el camino del campo, a pesar del hecho de que el hambre les hacía morir cada día....

           En nuestra brigada de trabajo, teníamos que hacer todo lo posible durante nuestra jornada. Un Blockführer SS nos acompañaba en bicicleta. Si una mujer estaba demasiado débil le disparaban o la azotaban. Muchas murieron de los golpes. La Blockführer a cargo del campo de gitanos era un miembro de las SS corporal [Ernst August] König, yo nunca he oído que haya sido juzgado ni condenado después de la guerra.] Incluso hoy en día, lo podría identificar inmediatamente. [König fue acusado por los asesinatos que había cometido en Birkenau en el campo de gitanos y tras un juicio que duró casi dos años fue condenado a cadena perpetua en enero de 1991 por la Corte del Distrito de Siegen. Posteriormente, se suicidó en la cárcel después de que su apelación fuese rechazada.]


Romaníes en el campo de Auschwitz-Birkenau
©  www.deutsche-und-polen.de
    
        Muy temprano por la mañana se pasaba lista, lo que representaba una tortura, en posición de firmes de 6 a 8 de la mañana con independencia de las condiciones meteorológicas. Todos teníamos que reunirnos para pasar lista, incluso los ancianos, los niños y los enfermos. El domingo, este momento a menudo duraba hasta el mediodía, de pie bajo el duro calor, sin protección en la cabeza. Muchos se derrumbaban de agotamiento por el calor o la enfermedad.

          Después de mi primer mes en Auschwitz, llegó un transporte con 2.000 gitanos de Rusia. Estas personas eran muy pobres, estuvieron en el campo sólo una noche.

         Fueron enviados a los crematorios y cámaras de gas al día siguiente. Todo el mundo, aunque que llegaba a Birkenau aunque fuera por poco tiempo, preguntaba acerca de las chimeneas que echaban humo durante toda la noche y todo el día. Se les decía que se gaseaban y quemaban a las personas allí. En la noche que gasearon a los gitanos rusos, los barracones fueron rodeados y nos vimos obligados a permanecer en nuestros blocks. Cerca de las 9 de la noche, los camiones llegaron a nuestro complejo e introdujeron a los gitanos rusos por la fuerza a bordo e estos y los llevaron a los crematorios. Escondida, fui testigo de su partida.

         También fui testigo de otra operación de personas con destino a las cámaras de gas. Yo ya había sido asignada a trabajar en la oficina administrativa del campo y se me permitió caminar fuera de nuestro campo. A la llamada Enfermería del campo [Krankenlager] se encontraba junto a nuestros barracones. Prisioneros judíos y polacos estaban encarcelados allí. Observé dos camiones que iban hasta sus barracones y los montaron a los enfermos en esos camiones. Muchos ya no podían caminar y eran esqueletos, muertos de hambre. Algunos estaban desnudos, otros tenían sólo una camisa. Antes de los camiones partieron, algunos prisioneros reunieron el valor suficiente para maldecir a sus asesinos.

          Después de un año y medio, me pusieron a trabajar en la oficina del campo. Allí tenía que rellenar las fichas de las listas de transporte, y me pusieron a cargo del registro de los hombres de nuestro campo. También tenía que registrar las notificaciones de las muertes que se producían en la Enfermería. Inscribí miles de nombres en ese libro. Yo llevaba en la oficina tan sólo ocho días cuando llegó el nombre de mi padre anunciando su muerte. Yo me quedé paralizada y las lágrimas corrieron por mi rostro. En ese momento, la puerta se abrió e irrumpió el sargento de las SS Plagge y gritó, "¿Por qué está lloriqueando en la esquina?" Yo no podía responder. Mi amiga, una empleada de nombre Lilly Weiss, dijo: "Su padre murió." Como respuesta Plagge dijo:"Todos tenemos que morir", y salió de la oficina...
         Los gitanos también trataron de defenderse de la liquidación del campo gitano. Esa fue una historia muy trágica. Los gitanos fabricaron armas de hoja de metal. Se afiló el metal de los cuchillos. Con estas armas improvisadas, trataron de defenderse lo mejor que pudieron. Sé que un testigo ocular, una mujer polaca llamada Zita, que trabajaba con nosotros y vivió la liquidación del campo gitano. Más tarde, ella me contó cómo los gitanos atacaron y se defendieron, porque sabían que iban a ser gaseados. A los resistentes los acribillaron con ametralladoras...

           En 1944, cerca de 2000 gitanos capaces de trabajar fueron deportados desde nuestro complejo, cerca de 4500 personas se quedaron atrás. Estos, fueron los ancianos, los enfermos y los que ya no eran capaces de realizar un trabajo pesado. Estas personas fueron "liquidadas", como las SS lo llamaban, durante la noche de julio 31 a agosto 1, 1944 (sic). De los 30.000 gitanos deportados a Auschwitz, sólo 3.000 sobrevivieron. Sé de estas cifras porque yo trabajaba en la oficina del campo.

        He perdido unos 30 de mis familiares en Auschwitz. Mis dos abuelas murieron allí. Una tía con diez hijos estuvo allí, sólo dos niños sobrevivieron... Mi padre, literalmente, se murió de hambre en los primeros meses. Mi hermana mayor contrajo el tifus y murió en 1943. Naturalmente, la desnutrición y el hambre eran factores importantes. Mi hermano menor murió a la edad de 13 años. Tenía que llevar pesadas rocas hasta que se convirtió en un esqueleto descarnado. Mi madre murió de hambre varios meses después.
Auschwitz no se puede comparar con ninguna otra cosa. Decir, "el infierno de Auschwitz" no es una exageración...

         Salí enferma del campo enfermo y sigo enferma hoy. Me gustaría eliminar el número de prisionero tatuado en la parte inferior de mi antebrazo izquierdo. Cuando me pongo en el verano prendas de vestir sin mangas, siempre me cubro el número. He notado que la gente me mira el número tatuado y con frecuencia hacen comentarios maliciosos y viciosos, por lo que siempre me recuerdan las experiencias infernales del campo..."

          Fuentes:
- Century of Genocides: Critical seáis and eyewitness accounts, Varios autores, tercera edición, editado por Samuel Totten y William S. Parsons. Capitulo 5 The Gypsies por Sybyl Milton. Testimonio de Elisabeth Gutteneberger páginas 152 a 156.
- Experience and Expression: Women, The Nazis and the Holocaust. Editado por Elizabeth R. Baer. y Mirna Goldenberg. 2003. Página 56
- Dokumentation an  Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma.